Es “con poco hacer mucho”, lo cual no consiste en desarrollar o recuperar vocabulario o enunciados extensos, sino los elementos básicos lingüístico-pragmáticos para lograr comunicaciones reales, efectivas y económicas que activen la dinámica mínima de interacción.
Las características premórbidas y mórbidas del paciente, así como las de su contexto cercano afectivo-comunicacional, son factores significativos que deben tenerse en cuenta para planificar objetivos terapéuticos que permitan alcanzar la calidad comunicativa.
Este concepto está muy vinculado con el de referente de interacción.
Es la comunicación mínima que se produce al entrar en juego las fuerzas de los actos de habla.